miércoles, 4 de enero de 2017

Corrigiendo Hábitos al Comenzar el Año

Hábitos buenos o malos. Todas los tenemos. Somos propensas a formarlos. Somos "bichos de costumbre" dicen por ahí. Pero, ¿somos selectivas con respecto a nuestros hábitos? ¿Corregimos los hábitos de nuestros hijos, fortaleciendo los buenos y reemplazando los malos?

El comienzo del año es un buen tiempo para pensar en formar nuevos hábitos. Porque hacerlo requiere intencionalidad y esfuerzo. La pausa de las vacaciones puede servir para evaluar nuestros hábitos actuales.




Hace poco leí un libro escrito por Charlotte Mason, llamado "Hábitos, el secreto del éxito de una madre". Habla de cómo ayudar a nuestros hijos a formar buenos hábitos. No lo encontré en castellano, pero encontré una muy buena síntesis. La podés leer acá:

¿Qué son los hábitos?
¿Cómo se forma un hábito?
¿Cómo empezar?

Sin embargo, antes de enseñar hábitos a los chicos, es necesario que examine los míos. Quisiera pensar acerca de mis hábitos en tres áreas: mis pensamientos, mis emociones y mis acciones.

En cuanto a mis pensamientos:
¡Dios tiene tanto para decir acerca de mis pensamientos habituales! Filipenses lo resume bien:


Lo que pienso se relaciona directamente con lo que entra a través de mis ojos y mis oídos. Al evaluar mi pensar, veo cuanto tengo que cuidarme de no pensar en tanta mentira que abunda por ahí. Cuidarme de no meditar en lo injusto del mundo, lo deshonesto de algunas personas, de no quedarme con la falta de amabilidad ni con las impurezas con las que me cruzo, etc.


En la práctica, el mayor peligro para mi hoy tiene que ver con esto: el uso del celular. He notado que tiendo a formar el hábito de revisar el celular al despertarme. Lo mismo tiende a pasar al acostarme: tiendo a mirar el celular cómo última cosa antes de ir a dormir. Quiero reforzar la oración y la lectura de la Palabra como primer cosa a la mañana y lo último que pienso a la noche.

El Salmo 1 dice, "Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en la senda de los pecadores, ni cultiva la amistad de los blasfemos, sino que en la Ley del Señor se deleita y día y noche medita en ella." Mmm... ¿no es el Salmo 1 un buen consejo a la hora de usar y quizá dejar de usar el celular? ¿Cómo se vería no seguir el consejo de los malos, no detenernos en la senda de los pecadores ni cultivar la amistad de los blasfemos al navegar por las redes sociales? ¿Cómo podemos usar el celular para que nos ayude a meditar de día y de noche en la Ley del Señor?

Dos hábitos a reforzar entonces respecto a mi pensar:
Leer la palabra de Dios al despertarme y al acostarme. Meditar en ella.
Limitar el uso del celular y ser muy celosa de lo que veo y escucho.

En cuanto a mis emociones: 
A veces nuestras emociones "aparecen" sin que las llamemos. Sería bueno que las tomáramos como señales que nos indican cómo está nuestro corazón. Jesús dijo que de nuestro corazón salen los pensamientos, y las emociones se ven muy ligados a éstos.


Una vez más la Palabra de Dios tiene mucho para decir respecto a nuestras emociones. Mucho. Dios nos dice que no temamos, que nos alegremos en el Señor siempre, que hay tristeza de acuerdo al mundo que lleva a la muerte y tristeza que es de Dios y nos lleva al arrepentimiento, que debemos quitar de nosotras el enojo, etc, etc. Hay un pasaje que relaciona nuestras emociones con lo que hay en nuestro corazón.

Gálatas 5:16-23 dice:
Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje; idolatría y brujería; odio, discordia, celos, arrebatos de ira, rivalidades, disensiones, sectarismos y envidia; borracheras, orgías, y otras cosas parecidas. Les advierto ahora, como antes lo hice, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios. En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas.
¿No es interesante que Espíritu Santo en nosotras resulta en emociones buenas? Amor, gozo, paz, paciencia, etc. ¿No es interesante cómo nuestras emociones generan un actuar determinado? La amabilidad (benignidad) , la bondad, la fé o fidelidad, la humildad o mansedumbre y el dominio propio (templanza) surgen como resultado de estas emociones. ¿No es interesante que las emociones negativas (odio, celos, arrebatos de ira, envidia, etc) no solo no son justificables sino que son condenables? Qué bueno recordar que somos responsables de nuestras emociones y que podemos, con la ayuda de Dios, no ser esclavas de las mismas.

Hay dos hábitos que me gustaría reforzar en cuanto a las emociones este verano:
Identificar mis emociones y detenerme a ver que es lo que está pasando en mi corazón.
Buscar ser llena del Espíritu Santo para que mis emociones sean las que glorifican a Dios.

En cuanto a mi actuar: 
Pensaba en qué hábitos quisiera incorporar y hay tantos... Creo que muchos surgirán cómo resultado de desarrollar buenos hábitos en mis pensamientos y en mis emociones.
Hay dos que quisiera reforzar en este año:
Hablar palabras que edifiquen y mantener un tono de voz alegre (cuidar lo que sale de mi boca).
Comer con cuidado (cuidar lo que entra en mi boca!)

¿Cuál es la evaluación de tus hábitos actuales? ¿Hay alguno que quisieras reemplazar? ¿Cuales querrías reforzar? ¿Qué hábitos quisieras incorporar?  
Una vez hecho esto en nuestra vida, ¡que bueno hablar con cada uno de los chicos para ayudarlos a ellos a incorporar hábitos buenos en este año! Podemos ayudarnos unos a otros a cultivarlos juntos. ¡Que bueno saber que todo es posible con la ayuda de Dios! 










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